Salmo 91

El Refugio Inquebrantable

En las páginas del Salmo 91, hallamos un refugio inquebrantable y una promesa de protección que nos envuelve con el manto divino del amor y la seguridad. Este salmo, como un faro en la noche, guía nuestros corazones hacia la confianza en el Todopoderoso, cuya sombra es nuestro refugio seguro.

Desde el inicio, el salmista proclama: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”. Esta imagen evoca la cercanía íntima con Dios, donde encontramos consuelo y resguardo constante. En Su sombra, hallamos refugio seguro ante las tormentas de la vida.

La promesa de ser resguardados bajo las alas del Todopoderoso nos brinda una imagen tierna y poderosa a la vez. Como polluelos protegidos por la gallina, somos acogidos y cuidados en el amor incondicional del Padre celestial.

En el Salmo 91, la oscuridad de la noche no es motivo de temor, sino un recordatorio de la luz que resplandece en nuestras vidas. “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día”, nos asegura que en cada instante, el Señor es nuestro escudo y protector.

La imagen del león y la serpiente nos enseña que, con la autoridad divina, prevaleceremos sobre las amenazas de la vida. La firmeza de nuestra fe nos permite pisotear desafíos y adversidades, confiando en el poder de Aquel que nos sostiene.

El cierre del Salmo 91 es una promesa eterna: “Yo estaré con él en la angustia; lo libraré y lo glorificaré”. En cada batalla, Dios está con nosotros, guiándonos hacia la victoria y revelando Su gloria en nuestras vidas.

Que este Salmo sea un recordatorio constante de que en la sombra del Altísimo, encontramos un refugio inquebrantable. Confía en el poder y amor del Todopoderoso, y permite que el Salmo 91 sea la melodía que calme tus temores y te impulse hacia la confianza en cada paso de tu jornada.

Salmo 91 NTV

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Los que viven al amparo del Altísimo
    encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.
Declaro lo siguiente acerca del Señor:
Solo él es mi refugio, mi lugar seguro;
    él es mi Dios y en él confío.
Te rescatará de toda trampa
    y te protegerá de enfermedades mortales.
Con sus plumas te cubrirá
    y con sus alas te dará refugio.
    Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
No tengas miedo de los terrores de la noche
    ni de la flecha que se lanza en el día.
No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad,
    ni a la catástrofe que estalla al mediodía.
Aunque caigan mil a tu lado,
    aunque mueran diez mil a tu alrededor,
    esos males no te tocarán.
Simplemente abre tus ojos
    y mira cómo los perversos reciben su merecido.

Si haces al Señor tu refugio
    y al Altísimo tu resguardo,
ningún mal te conquistará;
    ninguna plaga se acercará a tu hogar.
Pues él ordenará a sus ángeles
    que te protejan por donde vayas.
Te sostendrán con sus manos
    para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
Pisotearás leones y cobras;
    ¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!

El Señor dice: «Rescataré a los que me aman;
    protegeré a los que confían en mi nombre.
Cuando me llamen, yo les responderé;
    estaré con ellos en medio de las dificultades.
    Los rescataré y los honraré.
Los recompensaré con una larga vida
    y les daré mi salvación».