Salmo 121

Mirando a las Alturas

En las palabras del Salmo 121, encontramos un faro de inspiración que eleva nuestros ojos hacia las alturas, recordándonos que nuestra ayuda proviene del Señor, el Creador de cielos y tierra. Este salmo, como un suave susurro de esperanza, nos invita a reflexionar sobre la constante vigilancia divina y el amparo inquebrantable en nuestro caminar.

El salmista comienza proclamando: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. Esta declaración poderosa nos recuerda que nuestro auxilio no proviene de las circunstancias, sino de Aquel que es dueño de toda creación.

La imagen de los montes nos lleva a reconocer la grandeza de Dios, quien nunca duerme ni descansa en Su cuidado hacia nosotros. En cada paso, en cada desafío, somos guiados por el Protector eterno, quien vela por nosotros de día y de noche.

El versículo 5 y 6 nos aseguran: “Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche”. En estas palabras, encontramos consuelo en la promesa de una sombra protectora y una guía constante, sin importar el momento del día.

Este Salmo es un llamado a la confianza, a levantar nuestros ojos hacia las alturas sabiendo que nuestra ayuda no solo es poderosa, sino también constante. Que cada desafío sea visto desde la perspectiva de la fe, confiando en que el Señor es nuestro guardador y protector.

Que el Salmo 121 sea un recordatorio diario de que, al mirar hacia lo alto, encontramos la fortaleza y el respaldo divino que necesitamos. En cada jornada, que nuestra fe se fortalezca al reconocer que nuestra ayuda proviene del Señor, quien hizo los cielos y la tierra.

Salmo 121 NTV

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Levanto la vista hacia las montañas;
    ¿viene de allí mi ayuda?
¡Mi ayuda viene del Señor,
    quien hizo el cielo y la tierra!

Él no permitirá que tropieces;
    el que te cuida no se dormirá.
En efecto, el que cuida a Israel
    nunca duerme ni se adormece.

¡El Señor mismo te cuida!
    El Señor está a tu lado como tu sombra protectora.
El sol no te hará daño durante el día,
    ni la luna durante la noche.

El Señor te libra de todo mal
    y cuida tu vida.
El Señor te protege al entrar y al salir,
    ahora y para siempre.

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